Se reguló entonces las múltiples carreras que el humano debía comenzar a transitar. Todos los sectores vieron que el “benchmark” por excelencia ya estaba muy clarificado en todas las vertientes mundanas. Por un lado los científicos del cosmos, los cibernéticos, los castrenses y los bursátiles ya comprendían que las sociedades se habían fijado en la máxima y ya no cesaría la mente humana, en todas sus capas, tratar de alcanzar aquella visión.
Como es sabido y en todos los sistemas es una realidad, los bloques castrenses del universo mantenían estrictamente acelerado al humano. Su naturaleza bélica y las consignas de superioridad, mantenían a las castas militares solicitantes de nuevos desarrollos y altos estándares de eficiencia para sus capacidades de respuesta. Tal capacidad hacía de ellos, los castrenses, seres que debían estar en los múltiples escenarios que se configuraban y, además, se favorecían.
Por el lado de ellos y en extremo desde el conjunto más adelantado de Plantea G, ya dominaban los mares y sus profundidades; los cielos y más allá de la atmósfera, estaba en su control total, haciendo de las demás facciones militares que se habían repartido al planeta, alineadas y adversarias a esos grandes poderes bélicos y controles magnos.
La especulación llegaba a todos los extremos que la imaginación podía elucubrar. Sin embargo, no se había llegado hasta la misma corteza del planeta, dado que nada hacia calcular el avance en la energía nuclear, hacía ya varios años depurada para fines estrictamente belicistas, en pro de modificar el terreno del adversario.
Las naves que surcaban los fondos de los mares de Plantea ya no tenían límites y sus descensos hasta las más inexploradas profundidades marinas eran cosa del pasado. A la población consumista, política y social le estaba negada tal información; no obstante, ciertos grupos de la cúpula planetaria estaban al tanto de las capacidades que tenían los castrenses más poderosos.
El trabajo, comercio, desarrollo y cuantos elementos se conjugaban para mantener a la población de Plantea en existencia y dinamismo, se bebían adecuar en un tiempo más a un nuevo orden. Los castrenses planetarios ya habían elegido al modelo que se pretendería exponer a todos los escenarios y de ahí obtener los preciados datos para reconfigurar a los individuos e instalar las nuevas prácticas.
Los tiempos comenzaron a ser apremiantes dado que todo se conjugaría y ello se sabía por parte de todos los grupos adelantados en Planeta. Siendo el reloj de los castrenses la más exacta máquina para predecir los eventos. Acaeciendo una desafortunada maniobra; no obstante, en términos estratégicos, inminente dado los eventos que se desarrollaron….
No hay comentarios.:
Publicar un comentario