miércoles, enero 13, 2010

Cuando llegó el futuro. Oviamente, ni figuramos.



Estábamos mi hermano, un amigo y yo caminado, entre las calles del centro de Santiago, rumbo al Parque Forestal. Me habían comentado que el carnaval del futuro se había hecho presente en mi país y yo quería verlo, sentirlo y admirarlo.


Mientras avanzábamos hacia el parque, los sonidos estridentes chocaban entre los edificios y penetraban en mis oídos. No trepidé en acelerar mi paso y mis acompañantes siguieron mi ritmo. Con cada cuadra menos, el sonido envolvía el ambiente y ya se podía sentir el futuro.


Llegamos hasta el frontis del Museo de Bellas Artes y admiramos el circuito del futuro. Camiones cargados de personas y altoparlantes que emitían sonidos melódicos, producidos por máquinas, los cuales evocaban una indescriptible sensación de desplazamiento temporal.


Miles de individuos deambulando por el Parque Forestal, no se podían contener ante las melodías futuras que viajaban por el éter y sus cuerpos formaban grupos danzantes en las calles, veredas y esquinas. Otros seguían a las máquinas, mientras el circuito del futuro funcionaba para mantenerlos a todos en el éxtasis de un futuro armonioso.


En la gran cita estaban nuestros productos cotidianos, amalgamados con las sinfonías; las policías resguardando y los bomberos irrigando el paso de los danzantes, justo entre el Parque Forestal y el Frontis del Museo de Bellas Artes. Los ambulantes haciendo la venta del día y esporádicos vendedores de una que otra bebida alcohólica, para recrear la llegada del futuro y sus melodías.


Ahí estuvimos mi hermano, mi amigo y yo, observando como el futuro se hacia presente en el centro de nuestra nación. No se me olvidará la fecha (08-01-05) ya que esa es mi función, indicándole a todos que: ese día, en el Parque Forestal, se pudo sentir como el nuevo mundo hacia su irrupción.





Atte.


HSQO

 
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