Se observó, entonces, a la sociedad de los 17M. Un colectivo que había dado las señales necesarias para que la humanidad siguiera en su apogeo, en todas las vertientes hasta que el proyecto CADI estuviera en una fase de corte experimental.
Dado que los elementos naturales en Plantea ya comenzaban a indicar que su reloj temporal cambiaría, todos los eventos se forjaron en ésta singular población. Todas las capas sociales serían contempladas y el número de habitantes se trataría de mantener en el número que se logró señalar, cuando se desplegó la contención de la proliferación de los individuos.
Las facciones que estaban liderando las estructuras dogmáticas, fueron encausadas para que apoyaran el largo camino que le deparaba a ese pequeña sección humana de Plantea. Se les presentó una ideología para que sus enseñanzas no sucumbieran y dieran el soporte necesario para que en el torrente social todos los componentes estuvieran en equilibrio. El atadero no desaparecería inmediatamente; no obstante, debía dejar pleno su desarrollo para reconvertirse y dejar el camino llano para la implantación de los círculos concéntricos.
Las elites fueron adoctrinadas para que entendieran el largo tránsito y se les aseguró que sus castas mantendrían el liderazgo social, mientras aseguraran que los últimos llegarían a ser los primeros; asegurando un proceso simbiótico de autorregulación y mantención de las clases internas de los 17M.
También coincidieron los castrenses en el proyecto hasta que se pudiera conseguir parte de la elaboración, exclusiva-mente interna, de un sección del proyecto CADI. Dado que la panacea de la milicia estaba Intrínsecamente abordada por el eximio proyecto, los militares aseguraron su parte para que se provocara de inmediato la señal que todo Plantea esperaba.
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