En las interminables intrigas en que se puede ver un planeta involucrado, están los señores del poder. Ellos, con sus grandes propuestas y contingencias de los periodos, han visto como pueden lograr hacerse de sus más poderosas apetencias de control. No obstante, esas ganas de mantener su supremacía pueden llevar al mundo a reaccionar de una forma muy contradictoria a sus oscuros anhelos.
Lo sin límite está ad portas de manifestarse y con ello se está sentenciado el devenir de un planeta que se sostiene sobre la base de unos mares que, si estiman su deterioro, no sabrán más que secarse hasta que la irrigación florezca cuando todos los parásitos estén extintos.
Ésta es la historia de una esfera de vida, la cual comienza a sufrir las manipulaciones de unos seres que requieren de ella obediencia y actitud, cuando se le infringe castigo al máximo poder que ha concebido el ser humano. Claro está que ese ser humano no está preclaro con lo que le conviene, sino, no con lo que le han hecho creer que es su camino a la predominación.
Comienza aquí lo que en alguna oportunidad se presentó como una ridícula observancia. Sin embargo, dado lo que se puede establecer en éste periodo, es un plausible situación en dónde el mundo y sus actores más potentes lograrían hacer cuando todo ya está consumado: El universo es inmutable; el humano comienza a despertar y el ciclo planetario está a punto de entregar su más grande dictamen.
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