lunes, agosto 20, 2007

Planeta G

Todo partió con un movimiento telúrico en específico y de ahí en adelante fue indiscutible que los señores, dominadores de los mares, estaban haciendo su primer aviso de fuerza. El orden de los factores se reordenó y las potencias de Plantea no vieron más que acelerar sus proceso mientras el sistema y la especulación lograban un equilibrio.

A parte de observar el inmutable cosmos, también se mesuraban las profundidades de los mares con sus insondables cuencas, cordilleras y valles; sin olvidar controlar las uniones claves de las placas. Al saber que Plantea entraría en una fase de acomodo, las mentes adelantadas sabían que debían mantener una mirada cauta ante todo lo que el planeta y la sociedad manifestaban.

CADI ya era una realidad en el arte. Las producciones que se transmitían para todas las poblaciones (gráficas, audibles, visuales, remotas, etc.) entregaban el nuevo orden que se establecería para cuando el proyecto fuera una realidad y todos los componentes sociales accedieran a él.

Ya caminaba todo y los astilleros más importantes de los países más colosales comenzaron a construir sus naves. Toda la gama de CADI, que ya estaba en teoremas, fue incluida en los proyectos. Tanto como la creación de las naves, su software, tripulaciones y armamentos venían de esa concepción que ya anidaba en las conciencias de las mentes adelantadas, castrenses, comerciales y antropológicas.

El hecho de observar un movimiento telúrico, de la más absoluta remotivad, constató el indicador que se esperaba. ¿Cómo puede ser que tengan ese poder ya? Un sector de la milicia se preguntaba. ¿Si la tierra se mueve, al mar también lo tendrán a su merced? Las mentes adelantadas se cuestionaban.

Sin embargo, a la población que continuaba viviendo una existencia sin miramiento a éstas cuestiones se la llevaba por otro carril. La hecatombe telúrica fue mitigada por informes que indicaban un natural acomodo de Plantea. Al reactivarse los astilleros, éstos demandaron insumos y parte de la economía vio frutos, entregando señales revitalizadas de las potencias consumistas. No fue, sino, hasta que CADI llegó hasta los manipuladores de la robótica que todo comenzó a acelerarse como estaba previsto. De esa forma la industria que estaba más adentrada en cibernética comenzó su apogeo. Lo único que quedaba por afinar eran las producciones de alimentos y los aspectos sociales, los cuales no alcanzaban y se debía pasar a agentes aceleradores mutágenos para producir más.

Entonces se observó a la población que estaba destinada aquello y se les concedió el beneplácito del progreso y desarrollo, ya que en Plantea las indicaciones draconianas habían forjado su mundo.

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