Padre mío llegaremos pronto a Plantea G y los centinelas ya me tienen informado de los movimientos de mi hermano y sus huestes de subyugadores. Millones de esclavos están prestos para combatirnos y mis fuerzas están radicadas en el favor que le concederás a mi nueva misión para con tus hijos.
Tendré comunicación constante contigo y evaluaré, con tu más grande iluminación, el tiempo que necesitemos para acometer tu encomienda. Protege a esta campaña, la cual va sin duda por qué tú estás en sus comandos más íntimos e impondremos tu indicación para que continúen haciendo su labor los que queden en Plantea.”
En los hangares de las naves comenzaba a mutar el color y sonidos contundentes daban la señal para que se comenzaran a alistar los destacamentos. Miles y miles de deslizadores aparecían para ser preparados y que pudieran desempeñarse con la mayor excelencia dentro de la atmósfera de Plantea G. Aquellas naves tenías como tripulantes a los Melkos y Centinelas; además de adosadores para el enganche de los Custodios y Trategios que en suma eran 17 por cada Melko y 17 más por cada Centinela.
Cada deslizador llevaba consigo un plegador de cortina de contención y un dispositivo alma-sen para coger a los últimos que debían ser los primeros en esta campaña. Así es que todo aquello se ajustaba mientras el desplazamiento por el espacio seráfico ya estaba en su etapa final. En esos precisos momentos Miguel de Nebadón empezaba la presentación de su estratagema, inundando todos los espacios con su extremada agudeza y elocuencia comunicadora. Así se aseguraba que todos tenían pleno conocimiento de sus encomiendas, procedimientos y evaluaciones de término.
Comenzó entonces la trasposición de los cuerpos, las mentes y los vehículos hacia el entorno físico, ya muy próximos al cubante 1.235.980.098,98:98. Todo el séquito estaba programado para que cuando las bitácoras de vuelo estuvieran próximas al número contemplaran su disminución en la velocidad de desplazamiento, modificaran estados y se blindaran al momento de encontrarse con Plantea G. Miguel ya había entrado en tratativas con la esfera de vida y ellas estaba comprometida a condicionarse mientras las huestes del Padre trabajaran.
La importancia más grande radicaba en los deflectores que permitirían el alineamiento del espacio curvo. Además de entregar el portal para que los destacamentos ingresaran a la atmósfera de Plantea G, creaban una zona de exclusión para asentar el comando central y la ubicación que tomaría Miguel, para coordinar a sus tropas y mantener a raya a Luz Bell.
Las cortinas se usarían en la faz de la tierra para la contención de los subyugadores y los esclavos. Ya estaba establecido por El Padre que: Miguel llegaría primero y Luz lo haría luego. Entonces las cortinas debían ser instaladas con “trance” para tener el tiempo suficiente en la búsqueda y recolección de los últimos en todo Plantea G. Siendo la información, que los 17M debían recopilar, el dato necesario para cargar el comando de los deslizadores y los buscadores de los Custodios y Trategios.
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