En el centro de los universos, la casa del Padre, se comenzaban a reunir las fuerzas destinadas a viajar hasta el insigne cubante. En todas las órdenes de las cortes celestes se pronunciaba el número y, además, a quién lideraría tal encomienda. Sin lugar a dudas que sería Miguel de Nebadón el que estaría al frente y al saberse aquello, todos comenzaban a viajar hasta el centro del Gran Multiverso.
Al aproximarse el conjunto de Melkos que se presentarían a destinarse en la empresa del Padre, lo hacían con ellos los Centinelas y las fuerzas de Trategios. Tanto los custodios como los Trategios (seres evolucionados desde las bases físicas, intelectuales y espirituales), rebosaban en júbilo al saber que estarían acompañando al hijo del Padre en la campaña de abducción en el tercer planeta del sistema 5, radicado en el cubante 1.235.980.098,98:98,
Al estar todo coordinado en los dominios del Padre, y todos llevar una temporalidad indicada por él, los relojes galácticos se encontraban pronto a dar la cifra que correspondía al cubante prisión de Plantea G (planeta que albergaba a los últimos que debían ser los primeros en ser apartados para la extracción) En todo el orbe ya se sabía hacia donde estaba la indicación y en que dirección apuntaría el corredor astral.
Cientos de miles de naves ya se contemplaban en las proximidades de la casa del Padre y eso indicaba que no faltaba mucho tiempo para que Miguel recibiera todas las encomiendas de su directo ascendiente. Luces iluminaban toda la magnificencia y tanto los Melkos, como los Centinelas y los Trategios quedaban absortos ante tanta belleza, aunque ellos provenían de excelsos páramos en el universo, aquel cuadro era incomparable para sus percepciones.
Se escuchó, entonces, los acordes de las sinfonías eternas del Padre. Todo el lugar comenzaba a ser sacudido por las estridencias del poder magno del regente del Multiverso y las luces colmaban todos los rincones de los amplios sectores que circundaban la Casa de la Influencia Correcta. Pronto saldría Miguel de Nebadón para liderar la encomienda de su Padre.
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